4/4/14

Un viaje por la Pampa argentina, la casi desconocida tierra de los gauchos, el mate y otros sabores



Situada estratégicamente en el centro mismo de Argentina, la provincia de La Pampa oficia como puerta de entrada a la encantadora Patagonia. Un destino donde aprender las prácticas rurales, disfrutar el verdadero silencio, así como disponerse a la aventura.


gaucho a caballo en la pampa


La Pampa es una extensa y joven provincia argentina que en los últimos años logró posicionarse en cuanto a promoción del turismo sustentable, apuntado a la preservación y apreciación del medio ambiente. Es por ello que, a lo largo de todo el año, invita a sus visitantes a ser parte del costumbrismo gauchesco.
Su principal atractivo turísticos es alojarse en pintorescas estancias en las que el turista podrá sentir la verdadera vida de campo, ya sea arreando ganado, participando de las yerras y ordeñando vacas durante el día, o con un chirriante asado con cuero y una guitarreada alrededor del fogón al caer de la noche.
Ideal para una escapada donde encontrarse con la naturaleza virgen, desconectarse de las ocupaciones, y pasar unos días de paz y absoluta tranquilidad.
Despertarse con el sonido de los pájaros, salir a caminar por senderos y lomadas, y conocer ámbitos únicos que ofrecen estas tierras áridas, desde un monte de jarrillas, pasando por el Valle Argentino, los salitrales y el exclusivo bosque de caldenes. Un viaje con la posibilidad de hacer travesías 4×4, camping, avistaje de aves y fauna, y un desafiante vuelo en parapente.

Cabecera de la hermosa Patagonia


Como puerta de la Patagonia comprende un radio de 700 kilómetros. La zona este de la provincia es la más poblada y productiva, sede de los más importantes centros turísticos por la que cruzan rutas pavimentadas en buen estado con un amplio acceso aéreo.
Caracterizada por una geografía muy particular, posee entre sus encantos el Parque Nacional Lihuel Calel, histórico reservorio de flora y fauna autóctona, cuyo nombre mapuche significa “sierras de la vida”. De acceso totalmente gratuito las 24 horas, combina leyendas, religión y naturaleza. Se trata de casi 10 mil hectáreas con un sorprendente microclima, que hace millones de años fueron arrasadas por lava volcánica.
La vegetación es semidesértica y de estepa, entre cactus, gramíneas y líquenes. También hay maras, ñandúes, vizcachas y unas 150 especies de aves. Uno de los circuitos lleva a la cima del Cerro de la Sociedad Científica y otro al Valle de las Pinturas, último refugio del cacique Namuncurá, en el que se pueden admirar antiguos grabados rupestres.
Allí, también se realizan actividades de trecking, mountain bike, escaladas y safaris fotográficos, entre otros.
Su ingreso es por la RN 152 y dista unos 220 kilómetros de Santa Rosa, capital de la provincia. Cerca de la entrada está la hostería Zapata, con bungalows y restaurante.

Turismo de estancias


Para vivir experiencias totalmente auténticas en un entorno rural, tanto la ciudad de General Acha como Santa Rosa ofrecen propuestas atractivas para desconectarse de la cotidianeidad y disfrutar sin culpas de un extenso paseo a caballo, un día de picnic, degustar platos típicos, observar domas e intercambiar historias con los peones para desentrañar la verdadera idiosincrasia local.
Son muchas las estancias que ofrecen estos servicios, cada una con su particularidad. Sólo por mencionar algunas están: A Puro Campo, enclavada en el Valle Argentino; Don Justo, instalada en el desierto pampeano; La Blanca, zona que hasta 1900 fue asentamiento indígena del que aún quedan huellas; La Holanda, sobre un bosque de caldenes y donde se puede visitar un importante museo histórico y artístico; La Julia, entre lagunas y salitres; La Marianita, dedicada a la agroganadería; y Santa Domingo, donde aprender actividades rurales.

Dos grandes centros turísticos


En los alrededores de General Acha, se encuentra un área donde se hacen recorridos alternativos por la Laguna de Utracán; los bosques y montes de Quehué, paraíso de los cazadores aficionados; la recuperada Pulpería de Chacharramendi; el complejo Parque Manuel Campos; y la Colonia Menonita. 
En Santa Rosa, hay circuitos culturales y religiosos, complejos termales -como Larroudé y Guatraché- y paisajes que describen la verdadera cultura criolla. Para quienes deseen más actividades: teatros, museos, artesanías, exposiciones y un majestuoso casino. Preparada con 1.300 plazas hoteleras y una prestigiosa gastronomía.

Único en el mundo


La Reserva Natural Parque Luro protege en toda su extensión un bosque único de caldenes, además de otras especies de flora y avifauna, donde encontrará un Centro de Interpretación y tres senderos peatonales.
Ubicado a unos 35 kilómetros de San Rosa, en el predio es posible conocer el casco de la antigua Estancia San Huberto, denominado El Castillo, declarado Monumento Histórico Nacional. Además, el Tanque del Millón, la Ermita de la Virgen de Luján, la sala de carruajes, las caballerizas y el tambo.

Tentadoras actividades de tierra, agua y aire


Entre las actividades más extremas que se pueden practicar están los vuelos libres y a vela en la zona de Toay con excelentes térmicas. Travesías en 4×4 y cabalgatas por mágicos senderos. Deportes náuticos y salidas de pesca en las aguas del río Colorado o diversas lagunas. Resultará imperdible una visita a la nueva Villa Turística Casa de Piedra.

Sabores para el deleite


La comida casera tienta a todos con el tradicional asado criollo y con cuero, la carbonada y los infaltables pucheros. Otras especialidades son el asado de potranca, el piche al rescoldo y la vizcacha en escabeche. Fuente: Tur Noticias


Publicado por Darío Silva en http://comerviajaramar.wordpress.com/

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